sábado, 6 de noviembre de 2010

Me colé en una fiesta (Belinda)

Me aburro, me aburro, me aburro, me aburro. Me estoy muriendo de aburrimiento.
Son las diez y media de la noche del viernes, los chicos están en el salón medio dormidos viendo la televisión y yo estoy jugando con una de las ranitas de peluche.
-Belinda, ¿estás ahí?-La puerta se abre y Eduardo entra en el cuarto- Me aburro, ¿qué haces?
-Aburrirme, no se me ocurre hacer nada con ellos aquí, es como si bloqueasen mi mente.
-Manuel ya está roncando, y tu madre me ha dicho que tenía que irse al hospital porque acaba de ocurrir un accidente.- Jaime recoge la otra rana y la estampa contra la pared.
Cuando se da la vuelta hago que la ranita cobre vida y vuelva hacia mí, Eduardo se pone muy nervioso y hace que tenga que volver a la normalidad a la ranita.
-¿Qué haces?- Está estúpefacto, me susurra al oído pero tiene ganas de gritar, lo noto- ¡Estás loca o algo así!
-"No problem my friend" Lo tengo todo controlado. Nadie se enterará nunca.
-¿De qué?- Jaime me mira desorientado, como si de repente hablase en chino, ¿se dice así no?- ¿De que nadie se enterará?
-Nada, nada- Edu agita las manos haciendo exagerados aspavientos.
-Sabes que no me puedes engañar, dime lo que pasa.
Se lo explicamos todo, absolutamente todo. Tardamos una hora más o menos.
Desgraciadamente justo en la demostración aparece Marisa y hablo con ella a solas. Esperaba que se pusiese histerica, que me echase de casa, o incluso que me odiase. Es lo más grave para mí, que me odie. Pero en cambio ella se queda divertida en la silla, jugutea con mi varita de madera. Me pregunta que por qué no tiene una estrellita en la punta como en las películas y otras preguntas triviales.
-¿Y cómo acabaste aquí?
-Cuando nacemos se nos asigna un niño o una niña de nuestra edad. Cuando ese niño cumpla la mayoría de edad en mi mundo significa que se tendrá que encargarse de nosotros, enseñarnos a vivir como una persona normal. Lo más importante de su cultura...
-¿Y qué tiene de distinto nuestra cultura?- Marisa sonrié, parece una niña de nuevo a pesar de su edad. Es muy gracioso verla así.
-Los nombres, en mi mundo dependiendo de tu número de nombres determinas que número de hermano o hermana eres.
-¿Qué?- Marisa trae un vaso de agua y lo deja en la mesa- No lo entiendo.
-Yo me llamo en la realidad Beatriz Elena Lucía Irene Nadia Daniela Anasthasia D'eau. Por lo que soy la séptima hermana de la familia.
-¿Y Belinda?
-Eduardo me dijo que seria mejor decir una especie de abreviación, que seria díficil acordarse de todos mis nombres.
-Ya son las doce y media, ¿Belinda? Mejor será que te vayas a la cama.
-Puedes llamarme Belinda perfectamente, me gusta más y todo.
Ella sonríe y me acaricia la cabeza mientras se va a la cama, yo también me levanto y me echo en la cama.
-¿Belinda?- Eduardo no enciende la luz, pero se acerca a la cama- Estás bien. No te preocupes por nada, Jaime me ha jurado de que no se lo dirá a nadie, y mucho menos a Manuel.
Me giro y le empujo de la cama con el pie, cuando está a punto de caer le recojo de la camisa y le atraigo hacia mí.
-¿Por qué lloras?- Me mira preocupado, me seca gotas de agua que salen de mis ojos con la manga de la camisa.
-¿Llo-rar?, no sé lo que significa eso. ¿Qué es llorar?
-Cuando estás triste o preocupado te salen gotitas de agua salada de los ojos llamadas lágrimas, a eso se le denomina llorar.
Se vuelve a sentar a mi lado y apoya la cabeza en la almohada, me mira y me quita el pelo de la cara.
-¿Por qué estás triste?
-No lo sé, supongo que estoy preocupada de que Marisa me pudiese echar de casa- Me acobijo junto a él y me sigue acariciando el pelo.
Nos quedamos dormidos, me siento muy agusto al notarle a mi lado y no tardo en quedarme dormida profundamente.
-Chicos, chicos. Que ya es muy tarde vayamos por ahí- Jaime nos azota de un lado a otro de tal manera que hace que Eduardo se caiga de la cama haciendo un gran extruendo.
-Yo me encuentro mal, me quedaré en casa. Sal tu si quieres- Eduardo se frota la barriga y se mete en su cuarto.
-Déjame cambiarme y nos vamos, creo que será mejor dejarle dormir.
Me pongo un pantaloncito paquero y una camiseta de manga corta, a pesar de ser septiembre hace muchísimo calor. Recojo una mochila cualquiera y meto las llaves de casa, el móvil, la cartera y un par de paquetes de pañuelos.
Vamos a un pequeño parquecito que hay bajo nuestro piso, sólo hay un par de bancos y un tobogán, pero siempre está lleno de niños pequeños y abuelos charlando o leyendo el períodico.
Manuel corre hacia uno de los columpios y Jaime le sigue, los dos comienzan a pelear. Uno porque quiere subirse y el otro porque dice que había un niño pequeño esperando ¿A qué no sabeís quién es cada uno?
Me siento en el banco y el niño, cansado de esperar por usar el columpio se sienta a mi lado.
-¿Vas con ellos?- El niño me mira preocupado.
-Sí, pero no te preocupes, yo no soy como ellos- Sonrío, él no sabe que es totalmente verdad lo que digo, y eso me hace sonreír.
-Pues que sepas que son como niños- Se cruza de brazos e imita a un adulto. Yo me echo a reír y el prosigue con su imitación- A gente así no se la devería dejar salir de casa. Vergüenza, vergüenza debería derles. Que ya tienen edad- El niño no aguanta más y comienza a reírse conmigo.
-Soy Ramón.
-Y yo Belinda, encantada- Le extiendo la mano y miro a nuestro al rededor- ¿Vienes solo?
Él niega con la cabeza y señala con la nariz a un abuelito que duerme con el períodico puesto en la cabeza y abrazado a una pelota.
-Me daba vergüenza quedarme con él con los ronquidos que está dando.
-Sé lo que quieres decir- Miro a los otros dos que siguen peleando, cada vez mas fuerte.
-Te llaman- Ramón señala mi mochila que vibra y de la que viene una música ruidosa y divertida.
Recojo el teléfono y doy a la tecla verde.
-Dígame, Belinda al habla.
-Belinda, soy yo Marisa estoy en el hospital con Eduardo. Al parecer tiene apendicitis. Dile esto a los chicos, te traerán hasta aquí.

martes, 2 de noviembre de 2010

Hay un amigo en mi (Eduardo)

Carla se acerca a mí con un montón de papeles de colores archivados por carpetas númeradas
-¡Hola! ¿Belinda, vedad? Soy Carla García. Tu debes ser francesa por el apellido ¿no? Yo soy de Málaga. Eduardo ¿Volverás al club de periodismo este año?-Marta le tapa la boca con la mano y le hace un gesto de silencio.
-Hola chicos. Encantada, soy Marta Rivera.-Le extiende la mano a Belinda que la mira sonriente- Espero que seamos amigas- Se acerca a Belinda y le tapa los oídos a Carla- Si ves que no se calla, por favor, pégala.
Nos reímos y miramos a Carla que está atenta a los movimientos de Marta.
Parece que Belinda se está adaptando bastante bien y eso me alegra. Pensé que seria más difícil para ella
Julieta se cambia de sitio con Elena, y se sienta justo enfrente de Belinda.
-Ahora somos compañeras. Qué bien- Se echa hacia atrás y me mira con severidad- Creo que tu amiga y yo nos llevaremos bien. Más bien estoy segura.
-¡Dejad Paso!- Kira corre por los pasillos con un montón de papeles y entra derrapando en la clase. Frena de golpe y lee el comunicado en voz alta y clara- Se informa a los alumnos de tercero que la tutora correspondiente ha sido pre-juvilada por motivos desconocidos. Informamos a todos los alumnos que la nueva tutora será la Señorita López y se unirá a esta clase su hija Gemma Jimeno López.
Cio, el hermano de Kira viene por ella. Él es de nuestro curso y Kira es de un año menor. Los dos son muy divertidos y extrovertidos, pero Kira siempre hace que Cio se avegüence.
-¿Cómo es que no estás conmigo y con los chicos?- Cio se sienta en mi mesa y juguetea con la goma- Pero de todos modos te veo bien acompañado, yo sólo tengo a Jaime en clase. A Manuel le han tenido que cambiar a A.
Belinda me enseña un pequeño dibujo en el margen inferior de una de sus libretas. Un retrato de Cio jugando con el lápiz y a Kira leyendo el comunicado por detrás.
-Vaya, que bien dibujas- Cio recoge la hoja y se la enseña a su hermana- Soy Lecio Henar. Y ella es Kira Henar.
Kira pone los papeles en la cabeza de su hermano en total equilibrio y hace una simpática reverencia.
-Dejad de hacer el tonto- Julieta se levanta y pega una pequeña colleja a Kira que pierde el equilibrio y cae sobre Belinda, precipitandose las dos y la silla de la última al suelo.
-Para una vez que me está saliendo bien vas tú y lo estropeas. Jo, siempre igual.
Cio y yo las levantamos y colocamos la silla. En esos momentos entra la nueva alumna en clase.
Es igual que la chica de los cuentos de Blancanieves, lleva una cinta roja en el pelo negro oscuro, como el aguacate o algo por el estilo, y la piel muy pálida. Lleva brillo rojo en los labios y no es muy alta.
Belinda la dibuja rápidamente y colorea las cosas más destacables. Está muy entretenida cuando la profesora entra y le pega con una revista de moda que le quita a Juana.
-Ya he entrado, quiero que los que no estén en esta clase se vayan ya- López es igual que su hija pero con diez años y poco más encima. Digamos dieciocho.
-Lo siento- Belinda guarda las cosas en su mochila y agacha la cabeza.
La clase es de biologia. La primera que doy, y no me gusta nada. Conozco todo lo que ella dice, y se me da realmente bien, pero no me gusta nada, me es muy aburrido.
Salimos al recro, por fin. Miles de alumnos inundan los pasillos bromeando y estirandose mientras bostezan.
Kira salta sobre Belinda y las dos vuelven a caer al suelo, Carla las empuja cuando se están levantando y vuelven a caer. Marta tira a Carla al suelo y cae sobre las otras dos y por último Jaime tira a Marta y caen todas como en efecto dominó.
-Ni te muevas-Manuel me sujeta del cuello de la camisa y me tira hacia atrás- ¿Dónde crees que vas?
-Lo siento, lo siento. Te pido un millón de perdones-Él me tira áun mas fuerte- Ay, que burro que me haces daño.
-Tío, tu madre me ha tenido que sacar a base de hacha. Tuvo que venir el vecino de enfrente con un pequeño hacha que tenía de cuando taló la semana pasada los árboles de la entrada y romper la puerta. Estás muerto.
-Nos dimos cuenta después. No te enfades con él- Belinda intenta recuperar el equilibrio apoyandose en la barandilla- Además, es culpa tuya por no irte a dormir a tu casa.
-¿Has ido a dormir a casa de Edu? ¿No te da vergüenza?- Jaime corre hacia Manuel y me desengancha- Tendrías que haberte ido a tu casa.
-Jaime tiene toda la razón. Tuve que dormir con ella, porque sé que él no puede dormir en el sofá.
-Ya te dije que podía dormir yo con ella- Manuel se sienta en las escaleras y mira a Belinda que le saca la lengua enfadada.
-Ni lo sueñes, podrías traumatizarla- Jaime se sienta a su lado y le da un golpe con energía.
-¡Ah! Tu madre me dijo que sí este viernes ibamos a ir a dormir a tu casa, que tenías que hablarlo con Belinda- Manuel se arrodilla ante Belinda y le pone cara de cachorro degollado.
-A mi no me importa mientras él no entre por mi habitación- Empuja con el pie a Manuel que cae desplomado contra el suelo.
-Decidido, quedamos el viernes.

domingo, 3 de octubre de 2010

Maquillaje (Belinda)

Estoy entusiasmada de empezar en un instituto humano. Ya he conocido a varias personas que van a estar en mi clase.

Me alegro de que Eduardo y Jaime estén en mi curso pero odio que Manuel también estará.

-¿Tienes los libros?-Eduardo deja el comic que está leyendo sobre la mesita de cristal y lee la lista del material escolar- ¿Y los bolígrafos?

-Síííí.

-Mirad lo que traigo- Marisa cierra la puerta con el pie y deja unas bolsas con todo el material escolar- ¡Los uniformes!

-¡Pero si queda un día aún!- Eduardo se sienta de un salto en el sofá y la mira enfadado- No quiero empezar a probarme la ropa ya.

-Tú no, pero Bel y yo vamos a comenzar a hacer la faldita ¿Quieres?

-Claro- Me levanto del suelo y dejo el mando de televisión sobre el cómic y sigo a Marisa al pequeño cuarto que me han dejado.

A pesar de ser muy pequeño me encanta esa habitación, es de color melocotón clarito y de muebles blancos de madera. En las paredes se ven marcas de celo y de chinchetas.

-Prefieres faldita o pantaloncito- Marisa comienza a sacar la tela azul de cuadros de la bolsa.

-Umm… Prefiero pantalón. Creo que es más cómodo.

-Igual que mi hija… Además me quedan monísimos.

Nos ponemos a cortar la tela y a coser. Es divertido estar las dos en el suelo riendo y charlando de nuestras cosas, me divierto mucho. Las horas pasan rápido y a las tres horas ya tenemos un par de pantaloncitos y un par de camisas con volantes en la parte de la botonera.

-Belinda, cariño. ¿Qué tal en casa? ¿Los amigos de Eduardo se portan bien contigo?

-Sí- Me entusiasma que se preocupe por mí- Jaime es muy majo, pero Manuel… es raro.

Ella se ríe y deja el set de costura en el suelo.

-Es muy fácil hacer que haga lo que quieras. Lo único es ir dándole galletitas.

Edu pica a la puerta y se sienta en la cama mientras contempla nuestro trabajo.

-¿Te apetece venir a la inauguración?

-¿I-na-gu-ra ¿qué?

-Inauguración. ¿Quieres venir?

-Vale.

Me quito el pijama y me pongo un vestidito blanco con lunares rosas y un lazo rosa en la cintura y unos zapatitos blancos.

Jaime espera en la puerta pero por fortuna no está Manuel.

-¿Qué tal estáis?

-Bien ¿Manuel?- Edu me cuelga un bolso en el que llevamos unos papeles y las llaves de casa.

-Encontró a Julieta y se fue corriendo tras ella.

-¿Quién es Julieta?-Pregunto contrariada.

-Julieta va ser la persona con la que nunca deberías hablar- Edu se pone muy serio y mira a Jaime que asiente con la cabeza- Siempre intentará que quedes por debajo de ella, no la dejes- Ahora se acerca a mi oreja y me susurra- Si intenta hacerte algo y yo no estoy no dudes en usar la magia.

Llegamos a un gran edificio donde miles de chicos y chicas miraban unas interminables listas en la puerta principal.

-Vosotros dos quedaros aquí, yo iré esta vez- Jaime se escurre entre la gente y Edu y yo nos sentamos en un banco que hay tras nosotros.

Una chica pasa ante nosotros. Lleva el pelo teñido, le veo las raíces de otro color. Y lleva mucho maquillaje, como el que me intenta poner Marisa todos los días.

-Chicos, vosotros estáis en la clase C y Manuel y yo en la D.

-¿Clase C?- Siempre había pensado que aquí iban por números, no por letras.

-Sí, tercero C.-Dice Daniel mientras deja sitio a Jaime en el banco- Que rollo que ya no estemos todos. El año pasado fue genial.

-Sí, pero Madame Flavia ya me dijo que ni se me ocurriese sentarme con Manuel en clase y que era un alivio tenernos a todos en clases separadas.

-Vaya con Madame. Yo que esperaba estar los tres pasando de la clase. Bueno, al menos estamos nosotros dos y no yo solo.

-¿No te gusta estudiar?- No me esperaba que en las clases se rieran e hiciesen lo que quisieran. Vaya decepción.

-No es eso- Me dice sonriente- Hay asignaturas que no me gustan, por ejemplo matemáticas o geografía.

La noche se me hace eterna, no puedo dormir. No dejo de revisar una y otra vez el plumier rosa de estrellas blancas, ni las libretas de anillas, ni los lápices recién afilados. No puedo esperar hasta mañana para entrar en clase y conocer a gente nueva, a estudiar, a hablar en clase con Eduardo. Estoy muy contenta de estar en la misma clase que él.

-¿Belinda? ¿Sigues despierta?- Eduardo se sienta a los pies de la cama y me observa.

Yo me hago la dormida e intento que no se de cuenta de que estoy muy nerviosa de empezar de nuevo. Cierro los ojos fuertemente y cojo con una mano la ranita de peluche.

-Te he oído dar pasos- Dice mientras se acerca a mí.

-Yo no me he levantado. Ni una sola vez- Digo severamente- ¿No sería Marisa?

-No, ella estaba profundamente dormida- Dice con temor- ¿No creerás que…?- Un golpe rompe nuestra conversación.

Edu da un salto y coge una raqueta de tenis que decora una de las paredes. Yo me levanto tras él y me aferro a la parte posterior de su camiseta.

Me sujeta la espalda y camina sigiloso. Entramos en la cocina y no hay nadie, entramos en el salón y no hay nadie, pero al entrar en el lavabo oímos algo.

-¿Quién está ahí?-Grita mientras abre la puerta bruscamente.

Manuel está sentado sobre la taza y se abraza las rodillas.

-¿Qué haces despierto?- Pregunta levantándose.

Yo no consigo moverme y Edu me abraza para tranquilizarme.

-¿Y tu que haces aquí?-Pregunta histérico.

-He llegado ahora y mis padres no me abrían la puerta. Recordé que aún llevaba una llave de tu casa en el bolsillo del pantalón y vine aquí.

-Lo primero- Digo recomponiendo la compostura- ¿Qué haces con una llave de esta casa? Y lo segundo ¿Qué haces con una llave de esta casa?

-Pues… ¿Las encontré?

-Anda, vete a mi cuarto y duerme. Yo dormiré en la habitación de Belinda que hay un nido.

-¿Tú vas a dormir con una chica guapa y yo en una fría habitación?-Dece enfadado.

-Quiero que ni te acerques a ella. Y no hay más camas en la casa así que lo tomas o lo dejas.

-Lo tomo. Lo tomo.

Todos vamos a nuestras respectivas camas. Eduardo cierra con llave su habitación para evitar que Manuel salga y hace la cama que hay bajo la mía.

-¿Te molesta que duerma aquí?- Dice preocupado.

-No, prefiero que estés aquí. Le tengo miedo-Digo susurrando.

Él se ríe y se mete en la cama, yo me doy la vuelta y miro a la ranita de peluche que yace aplastada contra la pared.

-¡Belinda! ¡Qué no llegamos!- Dice Eduardo mientras se abrocha la camisa y corre hacía el cuarto de baño- Tienes dos minutos, ya tengo el desayuno.

M e visto rápidamente y me tengo que colocar el pantalón dos veces porque me lo he puesto al revés.

Los dos salimos a la carrera y llegamos al instituto cuando están cerrando las puertas.

-Buenos días- Dice entrando en la clase.

Yo intento sentarme en uno de los pupitres, pero la maestra me secuestra antes de llegar.

-Chicos, está es nuestra nueva alumna. Preséntate querida-Dice una mujer regordeta y de zapatos planos.

-Soy Be… Belinda D'eau-Digo algo cortada. La profesora hace gestos para que prosiga- Tengo 14 años. Y me gusta leer y…- Echo un rápido vistazo a la sala y veo un pequeño cuadro en el que trae "Únete al equipo de fútbol"- ¡El fútbol!

Intento sentarme junto con Eduardo pero la chica maquillada de ayer se me adelanta. Me siento en la última fila, pero Eduardo se levanta rápidamente y coge el asiento que hay a mi lado.

-Bien- Dice la señora regordeta- Tenéis la primera hora libre para hablar con vuestro compañeros, yo iré a hacer unas fotocopias.

-Hola- Dice la chica maquillada- Así que sois amigos. Me alegro, bonita.- Me mira con odio unos segundos , pero al final pasa de mí y mira a Edu fijamente- Hay unos rumores muy feos de que vivís juntos. ¿No será verdad?

-Sí que lo es- Dice mientras saca los libros y los coloca en montones sobre la mesa- ¿Acaso te importa?

-Bueno… sabes que me preocupo por ti.

-Edu- Digo pasando de la chica- Tienes la camisa mal abrochada. Anda, ven aquí- Comienzo a abrochar bien los primeros botones. Pero lo dejo al ver la cara de la chica.

-¿Te crees muy lista?- Da un golpe en la mesa que hace que salte para atrás.

-¡No la asustes!- Eduardo está muy enfadado- ¡Déjala en paz!

La chica se va, pero primero me hace un gesto pasándose el dedo por el cuello.

-¿He hecho algo mal?-Digo preocupada.

-No, tranquila. Pero ya te dije que no hablaras con Julieta.

Acaba de abrocharse la camisa y mira a la ventana.

-Hola Jaime-Digo cuando le veo entrar en el aula.

-¿Habéis visto a Manuel? No ha aparecido.

-¡MANUEL!-Decimos los dos al unísono.

-¿Dónde está?-Dice Jaime contrariado.

-Nada, en un lugar…. Muy, muy lejano- Digo riéndome.

viernes, 1 de octubre de 2010

1: Ni Una Sola Palabra (Eduardo)

Me llamo Eduardo García, soy el típico estudiante de secundaria con los típicos amigos y las típicas preocupaciones. Bueno, al menos antes de su llegada.

Jaime, Manuel y yo estábamos sentados en la rampa de la pista de skate hablando, una hoja de libreta cayó sobre mi cabeza.

-Lo siento, se me ha escapado- Un chica de mi edad recoge la hoja y sale corriendo a reunirse con su amiga.

-Uff- Manuel se hecha para atrás y sube los pies- Ojalá tuviéramos una novia así.

-Siempre estás igual. Deberías mirar más el interior.

Mis amigos son muy diferentes. Jaime es un amante de los animales, todos le parecen interesantes y magníficos. En cambio Manuel es un mujeriego, pero nunca consigue novia.

-Sería divertido que una chica se uniese a nosotros. Podríamos cambiar de tema- Yo estoy harto del olor a mascota y de que las chicas me abofeteen.

-Tío, si tuviésemos una chica en el grupo saldría a los dos segundos- Jaime mira a Manuel enfadado.

-Será mejor que me vaya a casa. Mi madre estará llamando a estas horas para saber como estoy.

La noche cae temprana y me tumbo en la cama. Es aburrido estar siempre igual. Mi clase suele estar separada por grupos , así que no solemos relacionarnos con los otros al menos que nos sentemos juntos.

Mis pensamientos hacen que me duerma muy pronto, estoy muy cansado y mis parpados se cierran por completo.

-Chico, eh chico.

Abro un poco los ojos y miro el reloj de pulsera que se me ha olvidado quitarme. Las dos y media. Miro a mi izquierda y veo a una chica rubia de pelo largo y ojos azul intenso.

Viste una camisa blanca con un listón azul, una minifalda azul, calcetín blanco, zapatito azul y una larga túnica de color azul claro.

-¿Quién eres tú y qué haces en mi habitación?- Digo mientras saco un palo de golf de detrás de la mesita.

-Tranquilo, no te haré nada.-La joven me sonríe y mira divertida mi pantalón de ositos- Soy estudiante, tengo que pedirte un favor.

-¿Estudiante?

-Sí, soy estudiante de magia del instituto Gorze. De la república de Gilmon. Tendría que pedirte que me dejases acompañarte durante un tiempo.

No sé por que pero sé que esto no es un sueño y que la chica es realmente una maga, pero he de asegurarme. No voy a tener a una desconocida me siga.

-Demuéstralo.

-Ya lo hago- La chica vuela y gira alegremente en el aire sin ningún reparo- Ahora me crees.

-¿Sabias que no es normal presentarse en una casa a las dos de la mañana, decir que eres una estudiante de no sé donde y pedir a un desconocido que le puedas seguir?

-Ya lo sé, pero tú me has sido asignado. ¿A qué hoy una hermosa chica lanzó un papel a tu cabeza, fue a recogerlo y salió corriendo?

-¿Cómo lo sabes?

-Era mi compañera de clase Henrriqueta, quería saber si podrías ser mi compañero.

Me siento en la cama y pienso lo que me está sucediendo. Realmente es una chica preciosa y no parece tener malas intenciones ¿Debería dejarla o debería echarla de casa en este mismo instante? Decido la primero opción.

A la mañana recuerdo todo lo que ha pasado e intento pensar en el lío que me he metido. No puedo decir a mi familia o a mis amigos que tengo a una maga en casa.

La joven aparece por la habitación con una de mis camisas viejas y un vaquero de mi hermana.

-¿Qué te pasa?

-No sé que es esto- Dice mostrándome una batidora- Ni nada de lo que hay por aquí.

-¿En serio?

-En mi mundo aún no han llegado estás cosas.

Voy con ella al salón y comienzo a mostrarle distintos artilugios que creo que pueden parecerle interesantes. Ella abre mucho los ojos y se queda prendada del ordenador. Las imágenes en movimiento, que se pueden parar y reproducir le parecen maravillosas.

-¿Cómo te llamas?- Dice echando la silla hacía atrás.

-Eduardo García ¿Y tú?

-Beatriz Elena Lucía Irene Nadia Daniela Anasthasia D'eau.

-¿Y si de ahora en adelante te llamo B.E.L.I.N.D.A?

-Belinda… me gusta. Es bonito.

-Cariño he vuelto- Mi madre acaba de llegar de un viaje de negocios muy importante y corre para abrazarme. Se para en seco cuando ve a "Belinda" al ordenador- ¿Quién es?

-Es una amiga. Sus padres han muerto en un accidente hace un par de semanas y dice si se puede quedar un tiempo.

Mi madre es una amante de todo tipo de dramas, he dicho esto porque sé que la dejará quedarse en el cuarto de mi hermana.

-Mi niña, pobrecita. Tú no te preocupes de nada, puedes quedarte aquí con nosotros todo el tiempo que quieras. No hace falta que te preocupes- Dice entre sollozos- Vamos a preparar tu cuarto.

Belinda se va con mi madre y yo comienzo a deshacer su maleta. Desde que mis padres se separaron suelo quedarme sólo un par de días al mes. Mi padre ahora tiene una nueva mujer y un nuevo hijo y yo no quiero interferir en su relación.

Estoy intentando desayunar cuando oigo un chillido que viene de la calle.

Mi madre, Belinda y yo nos asomamos a las ventanas. Una joven está tirada en la calle y mira a un enorme camión que está a escasos centímetros de ella.

Mi madre respira tranquila y va a la pequeña habitación rosa. Mientras Belinda y yo nos quedamos en el salón hablando unos instantes.

-¿Qué es ese dragón?-Saca el brazo por la ventana e intenta agarrar al camión que comienza a moverse de nuevo.

-Eso es un vehículo. Sirve para moverse rápido.

-Ve-hí-cu-lo. Vehículo. Es un vehículo.

Mi madre sale del cuarto con unas camisetas y un par de vestidos.

-Ven, vamos a quitarte esa mugrosa ropa y a vestirte bien.

Comienzo a leer un cómic y a ver la televisión.

Soy una persona de lo más extraña. Una chica se presenta en mi casa, me dice que es una estudiante que me va a seguir un tiempo y yo estoy tan cansado que le dejo mi casa y mi ropa.Ya lo he dicho soy de lo más extraño.

-Tío, vienes a la piscina. Hoy hay una competición de natación- Manuel ya está abriendo la puerta antes de que me de tiempo a contestar- Será interesante.

-Y va a haber una demostración de saltos de trampolín. Suena divertido ¿No crees?- Jaime aparece de detrás de la puerta y saluda educadamente.

-Hola chicos- Mi madre vuelve a salir del cuarto- ¿Os podrías llevar a Belinda con vosotros? No quiero que se quede sola.

Belinda sale tras mi madre con un vestido corto con un gran lazo en la espalda, el pelo está ahora ondulado por haber llevado toda la noche el pelo recogido y los zapatitos con un poquito de tacón de mi madre la hacen mucho más alta.

-A mi no me molesta. ¿A vosotros?

-No. Encantado Belinda, soy Jaime.

-Encantada ¿Verdad? Yo soy Manuel.

-Dejad a la chica e iros rápido que no vais a llegar-Mi madre se tumba en el sofá con una revista.

En la calle todos se giran para mirar a Belinda. Esta va saltando por las baldosas y mirando a todos los animales que nos encontramos por el camino.

La piscina está llena de gente que va a ver la competición, tan solo unos pocos van a nadar por libre a la piscina cubierta del colegio. He de decir que la competición es en mi instituto.

-Mirad que de chicas- Dice Manuel mientras nos sentamos en las gradas.

-¿Qué es esto?-Belinda señala a la piscina entusiasmada.

-Una piscina. Cómo no podemos ir a la playa todos los días, tenemos unas cavidades que se llenan de agua para poder nadar.

Nos sentamos en las gradas durante media hora. Manuel contempla a las chicas y nosotros miramos las hermosas piruetas .

Ha pasado casi una semana y Belinda parece adaptarse. Si no llega a ser porque hizo estallar el motor de un autobús pensando que era un monstro y que ha a atacado a un patinador pensando que volaba.